Prácticas Supervisadas

ACTIVIDADES DE FORMACIÓN

Prácticas Supervisadas de Constelaciones Grupales para Estudiantes Avanzados y Egresados

formación

Las Prácticas Supervisadas Grupales de Constelaciones son un espacio de entrenamiento y acompañamiento destinado a estudiantes avanzados, egresados y a toda persona que haya transitado una formación en Constelaciones Familiares y desee continuar practicando en un entorno cuidado, seguro y profesional.

¿Qué te ofrece este espacio?

Durante este encuentro intensivo, tendrás la oportunidad de ejercitar en vivo los diversos aspectos cruciales del rol del facilitador:

Prácticas intensivas: Oportunidades para facilitar constelaciones con consultantes bajo la guía de un docente experimentado.
Profundización de teoría, metodología y técnica: y de abordajes especiales más complejos exploración de nuevas aplicaciones o enfoques.
Desarrollo del Rol: Desarrollo de la actitud terapéutica, la ética del facilitador y la responsabilidad personal, revisando sus propios patrones, tu estilo de intervención y las resonancias personales que se activan durante las constelaciones, habilidades de acompañamiento.
Experiencia Personal: Desarrollá la autonomía y la firmeza necesarias para enfrentar los desafíos en tu rol de facilitador, potenciando tu autoconfianza y eliminando la sensación de falta de práctica. Superá la inseguridad para realmente competente. Abordamos qué te sucede mientras guías procesos, las dificultades que enfrentas, tus miedos, bloqueos e inseguridades.

Características principales

Duración: encuentros de 3 a 4 horas.
Modalidad: online (vía Zoom) o presencial en Belgrano, Ciudad de Buenos Aires.
Supervisión: a cargo de docentes de la Escuela, entre ellos Mariana Ferraro y miembros del equipo docente.
Participación abierta: toda persona puede asistir, tanto quienes deseen constelar, como participar como representante u observador/a.
Honorarios comunitarios: al ser un espacio abierto y formativo, los talleres se ofrecen con valores accesibles, promoviendo el acceso a la experiencia sistémica y al trabajo de campo.

En la práctica, lo aprendido se vuelve sabiduría viva.
Cada experiencia amplía la mirada y despierta nuevos recursos internos.
Practicar es integrar, descubrir y afianzar el propio modo de acompañar.
Quien se entrega a este camino no solo perfecciona su hacer, sino que crece en presencia, conciencia y servicio.